Se ha celebrado recientemente una Junta General Abierta de la Asociación de Vecinos del Recinto Amurallado de Segovia, AVRAS. Era conveniente renovar su Junta de Gobierno que venía siendo provisional desde hacía mucho tiempo y fijar las posturas más adecuadas para la nueva “legislatura”.
Pero, antes de seguir adelante, me gustaría resaltar que, en estos tiempos en los que se cobra por todo y mucho, haya voluntarios en tantas asociaciones de tan variado espectro, que pongan su conocimiento, tiempo e incluso dinero, para servir a los demás. (1)
Y es por ello por lo que me parece oportuno felicitar a la JUNTA ENTRANTE, capitaneada por Clemente Oria, y también a LA SALIENTE, regida por Pedro Montarelo que ha estado arropada por numerosos vecinos del barrio que han aportado algo más que su granito de arena en según qué circunstancias.
Parecería ridículo que me felicitara a mí mismo como ex vocal de San Miguel, que así fui nombrado a finales de los 90, pero deseo aclarar que mi colaboración ha sido escasa. En todo caso presencial y más bien testimonial. Nada se ha hecho con mi iniciativa a excepción de alguna que otra opinión poco significativa. Si acaso, mi fidelidad a las reuniones a las que apenas he faltado unas pocas veces en los 30 años de vida de AVRAS.
Dicho esto, me gustaría, ahora sí, divagar sobre algunos flecos que han quedado fuera de cobertura y a los que también se tendrá que enfrentar la nueva directiva y por ende, la asociación.
VIEJOS Y NUEVOS TIEMPOS
Así como hubo un tiempo en el que los segovianos tenían que convivir, mayoritariamente, con moros y judíos, ahora tenemos que convivir con estudiantes y turistas. Y a la repoblación de antaño, sustituye ahora una despoblación perniciosa.
A este respecto conviene recordar que la declaración de PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD concedida a la CIUDAD DE SEGOVIA Y SU ACUEDUCTO, ha sido debida a la iniciativa de nuestros antepasados de levantar obra privada, primero y pública, después, que, con el tiempo, ha devenido en monumental.
La despoblación del casco histórico de Segovia no es un asunto baladí. En todo caso, constituye una aberración contraria a su verdadero significado. ¡Qué sería Segovia sin segovianos! Y aquí radica el quid de la cuestión. Un estudio serio de las causas y efectos que producen esta situación se hace imprescindible. Y con cuidado de no incurrir en ocurrencias surgidas a golpe de improvisación; ocurrencias que luego conllevan, como estamos viendo, costes inasumibles que, en definitiva, salen de nuestros bolsillos con total impunidad de los causantes que se marchan luego de rositas.
CATÁLOGO DE TEMAS A CONSIDERAR
Tanto AVRAS como AMIGOS DEL PATRIMONIO le tienen bien definido y publicitado. En la asamblea ya citada se presentó por palabra y escrito y los medios de comunicación locales se hicieron eco de los mismos. Por lo tanto no voy a redundar en ello. Me quedo con ciertos flecos, como ya he dicho y a ello voy.
Una buena parte de los nuevos vecinos que vienen a Segovia son estudiantes. Se los recibe bien por muchas razones. Pero hemos de convenir que bastante de ellos son ruidosos por mor de una cierta permisividad.
No es de recibo que numerosas viviendas se conviertan en discotecas todas las noches de todos los días de la semana. Ello provoca un choque con la normal convivencia de vecinos y turistas, nuestros nuevos vecinos, que también desean descansar.
A estos ruidos hay que añadir los producidos por las macro fiestas de EL SALÓN y LA PLAZA MAYOR que devienen en una degradación inadmisible de ciertos espacios del casco antiguo en flagrante contradicción con los esfuerzos por mantener el barrio presentable.
Si se añade el progresivo deterioro de bienes y servicios y las peleas nocturnas en las que lo menos que se puede escuchar es un ¡te voy a rajar! puede comprenderse la vocación de fuga que alienta a no pocos vecinos.
DE CASEROS E INQILINOS
Se ha propalado la idea de que los caseros son poco menos que delincuentes que abusan de los indefensos inquilinos. El colmo llega ya con la creación de las ACADEMIAS DE INQUIOKUPAS para corregir esta situación y eliminar a los primeros del mapa. Y parece ser que la ley impide luchar contra semejante aberración.
No era suficiente culpar a los propietarios de de la carestía de los arrendamientos, “causa de la diáspora a la periferia”. Sin embargo, conviene tener en cuenta los abundantes casos de inquilinos que no pagan los alquileres. Que el casero tiene que correr con los gastos no repercutidos, si no ha tenido que proveerse de abogado y procurador para emprender una demanda que, sabe Dios, cuando terminará. Pero ojo, que si el inquilino resulta insolvente puede quedar su resolución pendiente sine die.
AVRAS Y EL IBI
Determinadas fincas ubicadas en el casco antiguo de Segovia tenían concedida una exención del IBI y esto suponía un cierto alivio o compensación. No es que fuera mucho pero algo es algo. Pues bien, el anterior Ayuntamiento determinó suprimir esta concesión con unos argumentos discutibles
Vecinos perfectamente informados y con una documentación exhaustiva, formalizaron una demanda, auspiciada por AVRAS, que no prosperó tras cuatro años de toma y daca. Al final hubo que acatar una sentencia desfavorable y pagar los cuatro años atrasados.
¿Y qué alternativas presenta tanto buenismo? Pues, la primera, dejar el piso cerrado, la segunda alquilarlo a estudiantes que después del curso dejan el piso y la tercera, alquilarlo para el turismo, lo cual en una población turística no es nada descabellado.
Sobre este tema también me gustaría hacer alguna observación. Se ha propalado desde una concejalía municipal que hay propietarios que se están forrando con los pisos turísticos. Tal vez así sea pero me consta que hay personas que alquilan una habitación de su casa para subvenir a sus necesidades derivadas de un modesto salario.
También hay otras familias que pagan con lo que sacan de un piso turístico lo que les cuesta el alquiler en otra ciudad a la que se han tenido que trasladar en busca del trabajo que su ciudad les niega.
COLOFÓN
No se debe olvidar que las ASOCIACIONES DE VECINOS y por ende, LA FEDERACIÓN, se componen de asociados de muy distintas sensibilidades. No procede invitarnos, como últimamente ha sucedido, a manifestaciones que nada tienen que ver con la problemática municipal.
Aquí debería poner el punto final a este nuevo envío. Pero mira por donde, Ana María Herrero vuelve a poner en este diario el dedo en la llaga, ahora, con el tema de las lanzaderas. La verdad es que dice muchas cosas y como siempre, muy acertadas.
Sin embargo, se deja en el tintero que las lanzaderas carecen de rampas, con lo cual se perjudica notablemente a inválidos con carritos y mamás con cochecitos de bebés. También sería un inconveniente para los usuarios con movilidad reducida. Me comentan que los estribos están muy altos.
Los que llegaran al Azoguejo desde cualquier barrio o desde COLÓN, tendrían que peregrinar, también con lluvia y nieve, en busca de una lanzadera que nunca estaría a menos de 100 o 150 metros. Perderían su asiento y se arriesgarían a realizar el resto del trayecto de pie. Podía aportar otros inconvenientes no descritos pero no quiero alargar más este texto.
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(1) Los hay también que se juntan para fastidiar.
(*) Vecino ocasional de San Miguel.